sábado, 11 de agosto de 2012

Los 3 cerditos

Se considera que la historia puede ser más antigua.  En 1933 una historia fue hecha por Walt Disney y la popularizó.

Existen varios finales para esta historia, en la historia que publico se presenta uno de estos. Seguramente ya conocen la mayoría.

  LOS TRES CERDITOS

Junto a sus papás, tres cerditos habían crecido alegremente en una cabaña del bosque. Y como ya eran mayores, sus papás decidieron que era hora de que hicieran, cada uno, su propia casa.


Los tres cerditos se despidieron de sus papás, y fueron a ver cómo era el mundo.  El primer cerdito, el perezoso de la familia, decidió hacer una casa de paja. En un minuto la choza estaba hecha. Y entonces se echó a dormir. 


El segundo cerdito, un glotón, prefirió hacer una cabaña de madera. No tardó mucho en construirla. Y luego se echó a comer manzanas.


El tercer cerdito, muy trabajador, optó por construirse una casa de ladrillos y cemento. Tardaría más en construirla pero se sentiría más protegido. Después de un día de mucho trabajo, la casa quedó preciosa.
Pero ya se empezaba a oír los aullidos del lobo en el bosque. No tardó mucho para que el lobo se acercara a las casas de los tres cerditos. Hambriento, el lobo se dirigió a la primera casa y dijo:

¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré!.

Cómo el cerdito no la abrió, el lobo sopló con fuerza, y derrumbó la casa de paja. El cerdito, temblando de miedo, salió corriendo y entró en la casa de madera de su hermano.  El lobo le siguió. Y delante de la segunda casa, llamó a la puerta, y dijo:


¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré!

Pero el segundo cerdito no la abrió y el lobo sopló y sopló, y la cabaña se fue por los aires. Asustados, los dos cerditos corrieron y entraron en la casa de ladrillos de su hermano.  Pero, cómo el lobo estaba decidido a comérselos, llamó a la puerta y gritó:

¡Ábreme la puerta!¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré!

Y el cerdito trabajador le dijo:

¡Sopla lo que quieras, pero no la abriré!

Entonces el lobo sopló y sopló. Sopló con todas sus fuerzas, pero la casa no se movió. La casa era muy fuerte y resistente. El lobo se quedó casi sin aire.


Pero aunque el lobo estaba muy cansado, no desistía. Trajo una escalera, subió al tejado de la casa y se deslizó por el pasaje de la chimenea. Estaba empeñado en entrar en la casa y comer a los tres cerditos como fuera. Pero lo que él no sabía es que los cerditos pusieron al final de la chimenea, un caldero con agua hirviendo.


Y el lobo, al caerse por la chimenea acabó quemándose con el agua caliente. Dio un enorme grito y salió corriendo para nunca más volver.


Y así, los cerditos pudieron vivir tranquilamente. Y tanto el perezoso como el glotón aprendieron que sólo con el trabajo se consigue las cosas.

FIN

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